miércoles, 17 de junio de 2015

Autoevaluación Aida

Finalmente llegó el momento de hacer balance y cerrar el círculo que empezó hace ya unos cuantos meses en esa primera sesión en el aula en la que hablábamos de un bisturí.


Aún recuerdo el día que vi que este año tocaba la asignatura de expresión, y sinceramente me daba más miedo que las matemáticas o cualquier lingüística, me iba a enfrentar a mi talón de Aquiles, y es que nunca he sido una persona excesivamente expresiva, en ningún aspecto.


Recuerdo el día que conocimos a Jorge, un tío apasionado de su trabajo, enamorado del movimiento y la expresión. Una cosa estaba clara, iba a haber muuuuuucha práctica, el apasionado iba a intentar transmitir su pasión con todos los miedos que tuviese. Mi temor hacia la asignatura incrementaba.

La primera clase no pareció muy complicada, aunque los pies dolían de correr descalzos. Pero jugar al tula era solo el principio, luego llegó el globo imaginario y el muelle ¿¡Qué grabe qué y dónde!? Tres tazas de valor necesité yo para grabar el muelle en mitad de la playa, cuando llegué solo pensé que debería haber ido más temprano, que cantidad de gente, ni la plaza del ayuntamiento el 19 de marzo… (o almenos esa era mi percepción).

La verdad que me sorprendió la manera de Jorge de meternos dentro de las clases, dentro de la expresión, casi sin enterarnos… Pero no podía engañarme por mucho valor que reuniese cuando tenía que hacer algo se me venía el mundo encima…

Poco a poco fui deshaciéndome de ese miedo, de esa inseguridad que me perseguía, tomado conciencia de los movimientos de mi cuerpo, simplemente atreviéndome…

Una pena el parón de las vacaciones, ese break supuso un corte en mi progresión bastante significativo, me dio rabia, y hoy me da aún más. Lo noté con el trabajo que tuvimos que realizar durante las mismas, lo preparé pero en el momento ni los ánimos de mis compañeros consiguieron que me expusiera y enseñara mi trabajo (sí, una pena).

Pero la asignatura siguió, sin más parones, y se acercaba el trabajo final. Con palabras claras: esta vez no podía rajarme, pues no solo era mi trabajo y mi nota, si no también la de mis compañeros. Aprovecho este momento para darles las gracias también a ellos, por apoyarme, por tirar de mí cuando mis miedos afloraban, por confiar en mí… en fin por un millón de cosas les estoy agradecida, sin ellos no habría sido posible.

Es curioso cuando tienes la sensación de que no estás haciendo nada, de que no estás aprendiendo y de repente paras, reflexionas y vaya que si hemos aprendido…

Creo que mi principio y mi final respecto a la asignatura muestran una progresión notable. No solo he perdido gran parte de ese miedo con el que empecé y he podido exponer mis trabajos, es que incluso lo he disfrutado, he sentido muchas cosas, cosas a las que resulta extremadamente difícil poner palabras pero de las que estoy muy orgullosa (cosa que ya intenté en una entrada anterior). He asistido a casi todas las clases, salvo un par de ocasiones por contratiempos que tenemos todos. Conforme fue pasando el tiempo mi participación e implicación fue aumentando también, aunque individualmente me costó hasta el final verdaderamente aproveché los momentos en que todos trabajamos a la vez, ya que saber que no te están mirando todos, quizás incluso nadie lo estuviera haciendo, me ayudaba a dar más de mi, por este motivo considero que, aunque mucho más discretamente que otros compañeros, sí que he trabajado, ya que en clase he llevado a cabo todas las actividades propuestas: el tula y sus variantes, las de simultaneidad, las estresantes persecuciones, con el tránsit, el teatro de pies, las cargas, un par de avances de la actuación final… He asistido a los dos cinefórums y también a las dos asambleas. También me han faltado cosas, hasta que Jorge nos lo recordó un poco el día de la segunda asamblea teníamos el blog un poco abandonado (¡luego le hemos metido bastante más caña!), por motivos personales no pude realizar los segundos cinematográficos, y en general soy consciente de que mi participación podría haber sido mayor. Por todos estos motivos me califico con un 7.

Un día de las actuaciones Jorge dijo que muchos alumnos, cuando finalizaba la asignatura, decían que ojalá volviera a empezar para afrontarla desde donde estaban en ese momento, para disfrutarla desde el principio, para aprovecharla al máximo… y yo me identifico tremendamente con ese pensamiento.

Poco más por decir me queda. Volver a agradecer la experiencia a Jorge y a los compañeros, especialmente a mis compis de grupo pero también al resto, porque con otras personas hubiera sido diferente y ha sido un placer vivir esta experiencia con todos ellos.

Al principio de esta reflexión decía que aquí se cerraba el círculo, pero más que cerrarse simplemente coinciden el primer y este último trazo. Dicen que un círculo no tiene principio ni fin, o que ambos puntos son el mismo… total que aunque aquí acabe una etapa con las expresivas este no es el fin y seguro que el círculo se sigue dibujando por encima siendo su el grosor de su linea cada vez más espeso.


En el círculo se confunden el principio y el fin” - Heráclito de Efeso.




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